¿Sabías que el mantenimiento regular de tu instalación fotovoltaica determinará su eficiencia y longevidad?
Una vez que tienes una instalación fotovoltaica, y empiezas a disfrutar de sus beneficios, hay que pensar en el siguiente paso: su mantenimiento. La inversión de instalar placas solares en la cubierta de una nave o un edificio es muy grande, por eso las expectativas de su vida útil y amortización son muy altas. Pero no todo es tan fácil como acabar la obra y ya. Quédate con nosotros y te explicamos en qué consiste.
Tipos de mantenimiento
Para garantizar el funcionamiento adecuado y los resultados esperados de la instalación es importante confiar en este servicio. Son funciones simples, pero que requieren ser constantes y hacer revisiones de manera regular. Hay dos tipos:
– Preventivo: la opción recomendada. Esta permite prevenir posibles problemas a largo plazo. Por un lado evita la reparación de averías, y además asegura que el rendimiento de la instalación sea casi como el primer día.
– Correctivo: en caso de producirse imprevistos derivados de errores puntuales en los sistemas eléctricos que requieran reparación de los componentes.
¿Cómo se pueden identificar y resolver/ prevenir las posibles incidencias? Con la monitorización. Gracias al desarrollo de softwares y portales digitales es posible realizar un registro y seguimiento en tiempo real. ¿Qué se suele controlar y revisar?
– El estado de las baterías: a nivel de carga y líquido
– El funcionamiento del inversor
– Estado del cableado
Las placas solares fotovoltaicas se caracterizan por tener una gran resistencia a cualquier condición meteorológica. A pesar de esto, el polvo y la suciedad pueden influir negativamente en el rendimiento general de la instalación. Por eso, es aconsejable limpiar los módulos de tres a cuatro veces al año. Dependerá de la zona en la que se ubique tu nave.
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